De vuelta a casa

Hola gente, ¿cómo andan? Disculpen mi ausencia, pero necesitaba nutrirme de aventuras para luego poder vomitar en el blog.
Es cierto, parecería que el tiempo se excedió un poco en el supuesto que se trate de solo una búsqueda de aventuras. Pero no, debo confesarlo hay mucho de voluntad mía en el emplazamiento. Quería comprobar cuanto me podían desear. El resultado dos entradas, una de mi novia y otra mía desde una computadora de cyber -por eso en este momento siento que le hablo al aire o en su defecto, a mi mismo-. Fui a ese refugio de la pubertad con la ensanchada percepción de que mi computadora no había registrado bien los ingresos. Pero fue una equivocación mas en mi vida. Ya que el asistente del cyber me aclaro inmediatamente, arrancándome toda ilusión que para entonces ya eran como sacar una Sequoia de raíz, que los Hosting Service Provider (Proveedores de Emplazamiento de Hospedaje) eran en todo caso los que podrían haber tenido el problema en cuanto a la registracion de las entradas. Lo que por cierto, con la evolución de las tecnologías, era sumamente difícil.
Cabe decir, para los que no entiendan, con respecto a cuanto me podían desear, que la gente importante se hace esperar. Pero ya entendí con todo esto, que muy poco tengo de importante –por no destrozarme con un nada-.
Bueno. ¿que aprendí en mi tiempo de ausencia?; ¿que aventuras viví, historias coseché?. NADA. Me la pase con la absurda fijación de entrar al blog esperando entradas. Esta bien, debo reconocerlo que la situación me dejó dos enseñanzas –que me resistía a comentar, pero bueno ya me encontré con la verborragia-. Por un lado, aprendí que lo de hacerme el frontal en la presentación del blog, que entre el que quiera, la honestidad brutal, etc. tiene menos convocatoria que el programa televisivo de esa señora que desvaría, llamada Rita de Lazari, sin la publicidad gratuita que le ofrecen programas como tvr, ojo cítrico, pnp. Por otro lado, que a la gente le gusta que la seduzcan, que le digan que una cámara de foto tiene un millón de píxeles sin saber siquiera que es eso, que el auto tiene cien caballos de fuerza como si alguna vez lo fueran a usar, que una computadora tiene acceso inalámbrico a Internet mientras viven en una provincia que con suerte tiene electricidad. Por eso de ahora en más, pido a las pocas personas que entraron y me propongo yo mismo hacerlo, a fomentar este blog. Y cuando nos pregunten qué tiene, diremos un millón de píxeles, cien caballos de fuerza y conexión a Internet inalámbrica.