miércoles, 11 de julio de 2007

Edipo

Se la pasaban sonriéndose, peleándose, enseñándose, disfrutándose. Los dos posesionándose en distintos papeles.
A él le gustaba jugar a hacer de padre. Se disfrazaba entero con camisas, sacos, zapatos y corbatas. Siempre el mismo acto de volver del trabajo, preguntar que hay para almorzar, contar como fue su día e informarse de la casa. Toda su rutina acompañada de un beso en la mejilla de quien hacia el papel de esposa.
En cambio a ella, no le gustaba jugar mucho. Por eso solo hacia de madre tratando a su compañero de actuación como un hijo rebelde. A diario preparaba el desayuno, el almuerzo, la merienda y la cena. Por las tardes se preocupaba en revisar las tareas de su niño, para luego darle de comer y llevarlo a dormir.
Así era, se la pasaban sonriéndose, peleándose, enseñándose, disfrutándose. Disfrutándose tiernamente, por que se veían censurados por la sangre para ir más allá.

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