miércoles, 4 de julio de 2007

Shebus

Juan, o Jhon -como se hacia llamar en honor a un tal Lennon-, vivía con el desencuentro. Con el desencuentro de una mujer, no de la mujer que estaba a su lado, sino de la que estaba en su mente, en su corazón, en su alma. No la podía comprender, y mucho menos materializar. Se pasaba los días buscándole una forma y luchando por comprenderla.
La relación con la mujer que tenia a su lado, a pesar de conocer su forma, era bastante parecida, ya que no la comprendía; pero a diferencia con la relación de la mujer que habita en su mente , en su corazón y en su alma, es que no hacia mínimo esfuerzo para conocerla. Con el tiempo se propuso acudir a la ayuda de profesionales.
Primero comenzó con lo mas tradicional, un hombre que intentaba emular a Freud y él. Luego se animo a lo grupal, el mismo hombre que seguía intentando emular a Freud, muchas personas que creían tener problemas parecidos y él. Mas tarde siguió en lo grupal y se alejo de lo tradicional haciendo Yoga, muchas personas que creían tener problemas parecidos guiados por una alargada mujer elástica que estaba más allá. Decidió dejar lo grupal por que se veía inhibido por sus compañeros de dolor. Se introdujo a la individual pero continuando la línea de lo no tradicional: con el Reiki lo único que consiguió fue sentirse débil, sentía que le robaban energías en cada encuentro.
Con tantas terapias y seudo terapias le dejo de importar entender a cualquier mujer y no solo a la que busco en un principio. Ahora se encontraba seducido por esas ciencias. Creía que podía lograr un negocio rentable con el tema de las terapias.
Fue cuando comenzó a comprar velas aromatizantes e inciensos, puso un cartel en la puerta de su casa que informaba “Shebus. El arte de la relajación corporal y muscular”, y se quedo, mientras elaboraba una practica lo mas espiritual posible, esperando una clientela, una clientela que nunca llego. Pasaron las semanas y no llegaba un solo cliente.
En el transcurso de dos meses llego un cartero, pero un cartero con una carta de amor por equivocación. En el momento que descubrió que la carta de amor era para otra persona recordó como había empezado su aventura por las terapias. Como había pasado por el analista, por los grupos de autoayuda, por el yoga, por el reiki, hasta llegar al Jebus. Allí se le presento nuevamente la propuesta de comprenden a esa mujer que lo acompañaba en su ser. Pero quiso rechazar el llamado ensimismándose en el proyecto Shebus.
Igualmente cuando buscaba la espiritualidad en su mas adentro se encontraba invadido nuevamente, navegando por los mares del amor. Buscándola. Era tanta la fuerza interior, el Ki que había logrado, o quizás solo se trato de resignación que se quedo allí adentro. Y sin importarle la forma, que nuca logro imaginar, se sumergió.
El día de hoy vive comprendiéndola en todo a la mujer de su mente, de su corazón y de su alma.

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